EL ABORTO
En México, la mayor parte de los abortos practicados son abortos clandestinos, y eso implica que podrían ser inseguros, sin las condiciones ni la información necesarios, poniendo en riesgo la vida y la salud de las mujeres. Los abortos clandestinos son consecuencia de las leyes restrictivas que existen actualmente.
Legalizar el aborto es una forma contundente de responder a las necesidades reales de las mujeres y no incrementa el número de procedimientos realizados.
Es importante señalar, que lo que se debe reducir es el número de embarazos no deseados, esto se puede lograr a través del acceso a información e insumos de anticoncepción, sexualidad y servicios de salud.
Incluso si todas las personas que utilizan métodos anticonceptivos lo hicieran perfectamente todo el tiempo, existirían cerca de 6 millones de embarazos no planeados anualmente. Por lo tanto, los embarazos no deseados ocurrirán y las mujeres buscarán finalizarlos mediante un aborto inducido.
CONTRA EL ABORTO
El año pasado, Irlanda ingresó en la lista de casi 50 países que han ampliado el acceso al aborto legal a lo largo de los últimos decenios. Fue una decisión histórica, que llegó demasiado tarde para la Sra. Y, pero que impedirá que otras mujeres sufran el mismo trauma.
La prohibición total o la legislación restrictiva sobre del aborto de países como El Salvador y Polonia y, más recientemente, de varios estados de Estados Unidos (entre ellos Luisiana, Ohio, Kentucky, Misisipi, Georgia, Alabama y Misuri) tienen por objeto controlar a las mujeres y las niñas y obligarlas a ajustarse a los papeles estereotipados que se les asignan en razón de su género. Son una afrenta a sus derechos humanos y a su dignidad y constituyen discriminación por motivos de género. Para las personas transgénero y queer que necesitan someterse a un aborto, estas restrictivas leyes son el último de una larga sucesión de ataques a sus derechos y libertades.
Las organizaciones defensoras de los derechos humanos han documentado el sufrimiento y la desesperación que causan las leyes restrictivas sobre el aborto en todo el mundo. Uno de los casos más terribles es el de la “Sra. Y”, mujer a la que se concedió asilo en Irlanda tras haber sido golpeada y violada por paramilitares en su país. La Sra. Y intentó suicidarse en varias ocasiones cuando le dijeron que no podía poner fin a su embarazo, resultado de la violación. Al final la obligaron a dar a luz por cesárea. En cada etapa del proceso, la preocupación de las autoridades irlandesas por la protección del feto estuvo por encima de toda consideración de la salud física y mental de ella.
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